Para siempre

Ana Fernández Navamuel
-Para siempre.- Pronuncio aquellas dos palabras en voz alta lleno de rabia. Ya no consigo creérmelas a pesar de que algún día sonaron para mí tan creibles. Una lágrima se desliza suavemente por mi cara hasta perderse por el cuello de mi camisa.
Guardo el retrato con la esperanza de detener ahí mis recuerdos y no tener que acordarme otra vez de todo lo que pasó después. Enciendo la televisión e intento prestar atención tratando de no pensar en ella. Es imposible. Siento su falta incluso al respirar.
Claudia había sido lo mejor de mi vida, había sido mi vida, y de repente, la muerte me la había arrebatado, sin preguntar, dejándome vacío por dentro y sin ganas de vivir.
No se quién de los dos es más egoísta. Puede que yo, por no entender que ella se había ya marchado para siempre, por no entender que la eternidad no existe por mucho que se ame, y por no entender que la frase " Para siempre" es simplemente una ilusión que nos acompaña y nos da esperanzas para seguir.
Me siento egoísta reconociendo su muerte como algo inexplicable e injusto, sin pararme a pensar que nuestra historia, aunque única, no iba a ser una excepción y tendría, como todas, un final. Ni ella, ni yo ni nadie será nunca una excepción.
Entendí que la vida es como todo, que hay que pagar un precio por disfrutar de ella, y en éste caso, se paga al final sín la oportunidad de marcharse sin hacerlo.
Para mí todo ha terminado. Seguiré viviendo, respirando y sintiendo, pero nada me hará feliz otra vez, sólo recordar el tiempo que pasé junto a Claudia, un tiempo maravilloso, siempre corto, nunca suficiente.
Su muerte me ha hecho salir de nuestro mundo, aquel que habíamos construido con la intención de que ni siquiera la muerte nos alcanzara, y me doy cuenta de que lo que no es justo era que ella y yo permaneciéramos juntos para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario